![]() | Ernst Balcke (1887-1912) |
No. 85 / Diciembre 2015 - Enero 2016 |
Expresionistas alemanes núm. 85: Ernst Balcke Paula Ludwig Franz Werfel Poetas alemanes núm. 85: Julia Engelmann Odile Kennel ___________________________________________________________________ |
Traducción de S.W. Artur Beyer |
Die Selbstmörderin Auf ihrer Brust klebt eine gelbe Kröte; die regt sich nicht; ihr Purpurauge droht voll Angst und Eifersucht tief durch die Röte des schwülen Abends, der im West verloht. Zwischen den schlanken, weißen Fingern blinken die Kelche kaum entkeimter Wasserrosen, grüngelbe Tange hängen in den losen, aschblonden Haaren, die zum Grunde sinken. Die kalten, blauen Lippen legen sich wie Lapislazuli um ihre Zähne; der scharfe Kiel eines der vielen Kähne riss, rot wie Karmosin, tief einen Strich Durch ihre Stirn. Schwer, langsam gleitet sie, nicht Wind noch Welle sind da, die sie rühren. Vom schlanken Halse bis herab zum Kinn des Froschlaichs schwarze Fäden sie umschnüren. Sie treibt zur Stadt. Gelbgraue Dünste kauern wie fahle Hunde um des Himmels Rund. Ein Dampfer rauscht; von ölig-schmutzigen Schauern wird überschüttet ihr sehnsüchtiger Mund. Zwischen verfallenen Häuserfronten windet hindurch sich ihr einst heiß geliebter Leib. Durchs Dunkel, horch, von höchsten Wonnen kündet leis singend, irgend ein glückseliges Weib –– Das Licht auf ihrer Haut erlischt. –– Den Nebel wälzt aus den Brückenlöchern vor der Wind. Von einem Dampferdeck bespeit ein Flegel ihr süßes Antlitz, das im Grau zerrinnt. La suicida Pegado a su pecho un sapo amarillo que no se mueve, su ojo púrpura amenaza lleno de angustia y celos en el rojo oscuro de la tarde bochornosa que se consume en el oeste. En sus delgados dedos blancos brillan los cálices de unos nenúfares apenas purificados, algas de un verde amarillento cuelgan de su cabello rubio ceniza que desciende suelto hacia el fondo. Los labios fríos y azules enmarcan los dientes como lapislázuli; la quilla aguda de algún barco pintó en su frente una honda línea roja como el carmín. Flota pesada, despacio, no hay ni viento ni ola que la mueva. Del esbelto cuello para abajo hasta el mentón la ciñen los hilos negros de las huevas de rana. Flota hacia la ciudad. Humos amarillentos al acecho como perros pálidos rodean el cielo. Un barco pasa murmurando; sucios chubascos aceitosos llenan su boca anhelante. Entre fachadas desmoronadas se desliza su cuerpo antes tan ardientemente deseado. ¡Escucha!, en la oscuridad una mujer canta bajito y recuerda feliz placeres supremos. La luz se extingue en su piel. El viento empuja la neblina por los hoyos del puente. Un joven vulgar, desde la cubierta de un barco, le escupe en su dulce rostro derritiéndose en el gris. Winter Und plötzlich ist in einer Nacht des Winters endloses Lilienfeld emporgesprossen, wie Riesenmohn hängt rot die Sonne drüber, Wie eine süße Nymphe in Narzissen, auf die verliebt der dicke, rote Schädel sich des vernarrten Faun herniederneigt. Gleich einem Schwan, der auf dem breiten Rücken die rote Rose trägt der Königin als Zeichen ihrer Liebe dem Geliebten. Wie ein Gemach, darin die weißen Kleider der Braut am Boden keusch und einsam ruhn, indes die rote Ampel träumt und lächelt. – Wie eine Mutter, fiebernd, aus den Kissen die Arme schlohweiß, starr emporgereckt, das Neugeborne auf den Händen wiegt. Invierno Y de repente, en una noche de invierno creció un campo interminable de azucenas, con el sol colgado encima como amapola gigante, Como una dulce ninfa entre narcisos, contemplada desde arriba por la testa gorda y roja de un fauno amoroso. Cual un cisne que en su ancha espalda lleva la rosa roja de la reina al amante como prueba de amor. Como un aposento donde el vestido de la novia descansa solo en el suelo castamente, mientras el farol rojo sueña sonriendo. Como una madre que temblando en las almohadas, estirando sus entumecidos brazos canos, mece al recién nacido en sus manos. Angenehme Gesellschafter Die Teufel rannten mit ihm, Schritt für Schritt, so sehr er lief, er konnte sie nicht meiden, er musste Schmutz und Stank der Eklen leiden. Sie liefen mit, sie liefen mit, mit, mit. Sie rülpsten in der Morgensonne Röte, mit ihren Schwänzen schlugen die Reflexe des Lichts sie aus, und fette, schwarze Klexe von dickem Schleim spieen sie in die Beete. Das Frühlingslaub zerrieben sie zu dürren, staubgrauen Pulvern, in den Abend glotzten, den seligen, sie wie Ferkel, und sie kotzten in Weiher, welche Glanz und Traum umschwirren. Sie trieben programmatisch die Entweihung, all Übles stopften sie in seinen Schlund, bis er, mit jäher Geste der Befreiung, des Gifts Erlösung warf in seinen Mund. Acompañantes agradables Los diablos corrían con él, paso a paso, por mucho que corría, no podía evitarlos, tenía que soportar de los asquerosos la mugre y la peste. Con él corrían, con él, con él, con él. Eructaban en el rojo sol matinal, con golpes de sus colas extinguían los reflejos de la luz y escupían gordas manchas negras de flema espesa en los canteros. Molían el follaje primaveral en polvos áridos y grises; a la beata tarde mironeaban como puercos; y vomitaban en estanques donde revolotean sueños y resplandor. Se dedicaron de manera sistemática a la profanación, atiborraron de maldad su garganta, hasta que, con un gesto brusco de liberación se echó a la boca el veneno redentor. |